Spoiler

¡Peter Quinn no ha muerto! El hombre venido del más allá, al que finalmente Carrie no aplicó la eutanasia, como todos pensábamos, está recuperándose de las graves secuelas del envenenamiento con gas sarín. Rupert Friend realiza una interpretación colosal. Quinn está limitado pero no anulado. Su cabeza va lenta y su área cerebral del lenguaje ha quedado dañada, pero algunas de sus neuronas funcionan bastante bien. Su perspicacia y su capacidad de observación siguen en buena forma, así como sus dotes tácticos y sus reflejos, aunque en ocasiones el sarín pase factura y meta la pata, como cuando no sabe gestionar adecuadamente a las masas de periodistas enfurecidos ante la puerta de la casa de Carrie. Friend sabe transmitir con brillantez su sensación de impotencia, su frustración, su desconcierto y su amargura.